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13 marzo 2010


Y al irme por esa puerta, con el rostro lleno de lágrimas, pensé que nunca jamás volvería a verle.
Al día siguiente, recibí una llamada de la policía, anunciándome que el hospital donde estaba ingresado Andrew, había explotado en llamas.
Sin pensarlo un segundo, fui hacia allí pero ya era demasiado tarde. Luché con todas mis fuerzas para deshacerme de dos bomberos y un policía que me empujaban hacia atrás, apartándome de las llamas, y apartándome de mi amado. Sin fuerzas, me rendí. Entonces fue cuando vi como dos bomberos, cargaban un cuerpo en brazos, y se dirigían hacia la ambulancia. Era el cuerpo de Andrew. Estaba segura. Podía distinguirlo porque en su cuello, brillaba una pequeña piedrecita roja, nuestra piedra. Me acerqué, y vi su cara deformada por las quemaduras y negra por la ceniza y el humo pero aún así, era hermoso, era mi príncipe azul, que ahora galopaba en su caballo para conquistar otro reino. Y así fue como el traicionero destino, hizo que Andrew y yo, no pudiéramos vivir nuestro cuento de hadas o ahora mejor dicho, nuestro cuento de brujas.

Un romeo & julieta muy peculiar


Como han cambiado las cosas en tan poco tiempo. Esa frase, describe toda mi historia.
Bueno, esa y amor. Aún puedo ver su rostro manchado de ceniza causada por el fuego.
Su última sonrisa, y sus últimas palabras son mis compañeras durante las noches de insomnio.
El 4 de julio de 2009 empezó todo. No fue un encuentro demasiado extravagante. Todo al contrario. Fue muy normal. Yo me caí, el me ayudó a levantarme y al vernos los rostros…todo sucedió sin necesidad de explicación. Algo especial surgió entre nosotros, algo llamado amor.
Mi cuento de hadas se abría paso entre nosotros y el príncipe encontró a su princesa.
Recuerdo exactamente nuestro primer beso, en el banco de aquel parque a la luz de la luna.
Pero poco después las cosas se fueron torciendo y como en cualquier cuento de hadas, hay un malvado. En este caso, el mal no tenía corporeidad. Mi amado, Andrew, enfermó.
Un día, cuando lo internaron en el hospital, me llamó, porque quería hablar con migo.
Al estar solos en aquella estancia, sin más que dos sillas, una camilla y un montón de cables de diferentes colore, me dijo:
-Mary, quiero pedirte algo, y no puedes negarte. Es la petición mas importante que te aré jamás.
-Aré lo que tú me pidas mi amor.
- Bien, mira sabes que yo te quiero, te que querido y siempre te querré pero si no salgo de esta…
-Calla, no digas eso, te vas a poner bien muy pronto Andrew.- le corté. No podía creer lo que me estaba diciendo, aunque fuera muy egoísta por mi parte, él no podía dejar de existir.
-Mary escúchame por favor. Mira, ya no puedo estar más con tigo. Te amo, cierto, por eso tenemos que cortar esto cuanto antes. Lo siento con toda mi alma. No sé donde esta el alma, pero te juro que me duele, me duele mucho. El destino no ha querido que estemos juntos y no se puede luchar contra eso.
-No lo puedo creer, ¿te estas dando por vencido? Mi amor, no puedes dejarme, no puedes, te necesito ami lado, estas en mi vida, en mi día a día, en mis noches, en primavera, verano, otoño e invierno, en cada minuto, segundo, instante. Yo…tu no puedes dejarme, por favor no.
-Mary, vete.
-Andrew no.
-¡Mary, vete!