Hoy es uno de esos días en los que me siento estúpida por creer que el amor puede ser eterno. Pero aunque no me guste, lo creo, y seguiré creyéndolo, y eso es lo importante, creer en algo, tener fe. Aunque no sea religiosa, aunque seamos ateos o anti-eclesiásticos, seguimos teniendo fe en algo. En la vida, en el amor, en esa personita especial que nos mira con esos ojos, en un futuro ideal, en algo que esta por llegar. Porque lo queramos aceptar o no, la fe es la esencia de todo. Es la esencia de la vida, de lo que haya después de ésta, del amor, de la felicidad. El creer en algo es lo que nos mantiene vivos, avanzando día a día, levantándonos del suelo cuando tropezamos .Es lo único que hace que podamos cumplir nuestros sueños, o si más no, intentarlo.
Y pensándolo bien, a lo largo de toda la historia, nuestros antepasados, veían la fe de otra forma. Creían el la vida, en el amor, en un futuro mejor. Y así, creyendo en lo que tenían, alcanzaron proezas, alcanzaron honor y fortuna, y también, alcanzaron el amor eterno. Porque sólo creyendo puedes hacer que se haga realidad lo que deseas.