Puede que a veces resulte difícil aceptar lo que somos, o lo que tenemos. En mi caso, no puedo quejarme en absoluto delo que tengo es mas, aún no estoy nada convencida de merecerlo. Y es que ¿quien puede tener a un ángel entre sus brazos? A un ángel. Eso es exactamente lo que tengo yo. Ergo, no puedo mentir, en lo más recóndito de mi mente sigo temiendo, porqué, al fin y al cabo ¿que tengo yo para retenerlo aquí abajo, entre los mortales?
No puedo entender aún el giro que han dado las cosas en tan poco tiempo. Sin embargo, ha pasado, el tiempo o el destino, lo ha querido así, y yo, una simple humana, no puedo hacer nada para evitarlo. Y tampoco es que quiera,vamos.Lo que quiero decir es que desde que nos conocimos mi mundo ha cambiado, por su culpa. Pero se lo agradezco, de echo, estoy aquí sentada escribiendo esto gracias a él. Me salvó la vida, me enseñó el verdadero sentido de la vida y del amor. Aunque él no lo sabe, pues no puedo contárselo. Soy demasiado estúpida para decirle esto, o puede que esto mas bien tenga que ver con que cada vez que lo miro a los ojos, y veo mi reflejo en ellos, lo único que puedo decirle es te quiero. Un estúpido te quiero. Pero parece que eso es suficiente, pues le hace feliz. Lo puedo ver en su rostro, en sus mejillas sonrojadas, en sus labios formando una fina curva hacia arriba.Y si él es feliz, yo también lo soy.
De todas formas, escribo esto porque me gusta escribir, porque bien podría resumir todas estas sensaciones y todos estos sentimientos con dos palabras, y seguiría siendo poco para describir lo que siento.
Estoy enamorada.