Ella lo miraba, él la miraba,
Como dos ángeles caídos del cielo,
que bajaban a la tempestad de la vida.
Y el destino hizo que sus vidas se entrelazaran
De forma desigual e infortuna.
Con sus cónyuges en desacuerdo,
Surgió el fruto del amor
y con él nació la guerra
Cuya hizo que los dos amantes,
perduraran juntos y regresaran al reino de la eternidad,
de donde provenían,
pero esta vez, juntos.
Se conocen por casualidad,
Y ponto se enamorarán.
Se juran, para siempre jamás
Y entre suaves caricias y palabras de amor,
El deseo se hace dueño de sus cuerpos
Y juntos prueban el fruto de lo que es amar.
Pero el macho es dominante
Y pronto empiezan los problemas.
Primero el grito, después el puño,
Y para acabar,
El cuchillo clavado en el pecho,
Hace brollar la sangre del cuerpo
de la mujer con velo en los ojos.
Y así,
Una vez más,
El engaño se hace vigente
Entre el amor, el odio y el deseo placentero.
Voces infinitas resbalan por mi mente,
suenan suaves y cariñosas.
Mil palabras enlazadas con mil caricias,
dulce sabor a caramelo,
exhala de su boca.
Sueños de mil noches que se hacen realidad,
con la luna de testigo,
nueva vida se abrirá.
En la negra oscuridad,
reclamo su cuerpo,
y envuelta en el deseo,
se lo que es amar.
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