<< No. No. No. Es imposible. No. >>Eso fue lo primero que apareció en mi mente. ¿Lo segundo? Nada. Para ser más exacta, la nada. Un enorme y oscuro abismo se asomó ante mi, solo por una fracción de segundo. Luego volví a la realidad. A la realidad en la que Carlos me decía que tal vez él no despertaría.
-¿Alicia?- No respondí.-Alicia, dime algo.
-¿Qué quieres que te diga?- pregunté con una voz un tanto mas grave de lo deseado. Carlos no dijo nada, solo me miró, y en el momento oportuno, cuando empezaba a desmoronarme me abrazó.
Y allí nos quedamos los dos, abrazados, intentando pensar que todo iría bien. Pero no éramos ilusos, y tras un rato de repetitivas negaciones y imposibles, comprendí que Carlos tenía razón, el médico tenía razón, había un cincuenta por ciento de posibilidades de que él no despertara.
Y eso me mataba, pero no podía engañarme y pensar que eso era imposible, porque no lo era, era real, tan real como que yo estaba viva y él quizás no. En ese instante deseé estar en su lugar.
¿Y si fuera yo la que estuviese inconsciente en una cama de hospital con la posibilidad de no despertar jamás? Pero el ser humano es egoísta. Es capaz de amar, de amar con toda su fuerza, pero el instinto de supervivencia es aún más fuerte, y el pensamiento se desvaneció de mi cabeza rápidamente.
Carlos me trajo un vaso de agua, y al beberlo, noté que mi boca necesitaba esa agua, necesitaba desprenderse de ese amargor intenso que desprendían mis glándulas salivales.
-Carlos, cuando el otro día te conté lo sucedido, no te enfadaste ni me reñiste, y acepto –disfruta de este momento porque no se repetirá- que tenías motivos para hacerlo.
Carlos tardó unos segundos en hablar.
-Alicia, lo último que necesitabas en ese momento era que te riñeran. Todos hacemos alguna vez cosas malas, y por mucho que nos riñan o nos castiguen lo que verdaderamente sirve para no cometer el mismo error es darse cuenta uno mismo de que lo que ha hecho está mal, y tú lo hiciste, y lo rectificaste, así que no habría conseguido nada enfadándome.
-¡Pero yo no lo rectifiqué, lo empeoré todo!
-No Alicia, salvaste a mucha gente, le salvaste a él y te salvaste a ti misma.
-¿A cambio de qué? ¡De otra vida! ¡No, de dos vidas! ¿y valió la pena al fin y al cabo? Él está en coma, no sabemos si logrará salir, y si no…si no llega a despertarse, yo…yo tampoco despertaré nunca.
Carlos puso sus manos en mis mejillas, impidiéndome apartar la mirada de sus ojos.
-Estas aquí, viva, él va a salir de esta, porque te ama, es fuerte y luchará para salir de esta y poder estar contigo. Y tú también eres fuerte, y le amas, y créeme cuando te digo que…-los ojos de Carlos brillaban como dos diamantes a la luz del sol, transparentes de recuerdos que había intentado olvidar – el amor convierte a los humanos en los seres más fuertes, poderosos e invencibles.
To be continued...
meery!! a que no sabes quien soy? si pues soy la Raquel ajajaj :) jajaj esta muy bien el texto, como todos los tuyos jajajaj
ResponderEliminarunbeso :D
¿Raquel...Raquel..? pues no me suena...Ah espera! Tú eres esa chica rockera y amante de los libros y ahora...enamorada? Si, si creo que eres tú.
ResponderEliminarEn fin, me ha encantado tu blog, ya era hora de que te hicieses uno! Jajaja
un besazo:D hasta el lunes:)